¿QUÉ ES LA LUCHA O GUERRA ESPIRITUAL?


La guerra espiritual, según la Biblia, es un conflicto invisible entre las fuerzas del bien (Dios y sus ángeles) y las fuerzas del mal (Satanás y sus demonios). 

Se manifiesta en la vida de los creyentes a través de tentaciones, pruebas, y ataques espirituales, buscando desviarlos del camino de Dios. 

La Biblia está llena de relatos de hombres y mujeres que enfrentaron intensas luchas espirituales, momentos de duda, miedo, tentación y desánimo, pero que también nos muestran cómo la fe puede ser refinada en medio del fuego. 

Estos son algunos ejemplos poderosos de personajes bíblicos que experimentaron lucha espiritual:


1. Job – El sufrimiento sin explicación 

Perdió familia, salud y bienes sin haber pecado.

Luchó con el silencio de Dios y con amigos que lo juzgaban.

Su fe fue purificada en medio del dolor, y al final dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5). 


2. Elías – El profeta agotado 

Después de vencer a los profetas de Baal, huyó por miedo a Jezabel. 

Se sintió solo, pidió morir y dudó de su propósito.

Dios lo restauró con alimento, descanso y una voz suave que lo reorientó. 


3. Pedro – El discípulo quebrantado 

Prometió fidelidad a Jesús, pero lo negó tres veces por miedo. 

Su lucha fue entre el temor y el amor.

Jesús lo restauró con ternura: “¿Me amas? Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17). 


4. Tomás – El escéptico honesto  

Dudó de la resurrección de Jesús hasta ver sus heridas.

Su lucha fue con la incredulidad, pero Jesús lo invitó a tocar y creer.

Terminó confesando: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28). 


5. Juan el Bautista – Jesús era realmente el Mesías. 

Su fe tambaleó en medio del sufrimiento y la espera.

Jesús respondió con evidencia, reafirmando su llamado. 


Pablo – El apóstol con “aguijón” 

Habla de una lucha interna con un “aguijón en la carne”. Suplicó a Dios que lo quitara, pero recibió esta respuesta: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9).

Su debilidad se convirtió en plataforma para el poder de Dios. Romanos 7:15-25 es uno de los retratos más intensos de la lucha espiritual interna que encontramos en la Biblia. 

Pablo está describiendo un conflicto profundo entre su deseo de hacer el bien y la fuerza del pecado que habita en él. 

Es como si estuviera diciendo: “Hay dos voces dentro de mí, y no siempre gana la que quiero que gane.” 

Dice así el texto: "15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado."

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