Podemos improvisar las palabras, pero no las ideas.
Lo que se va a decir necesita ser preparado por lo menos en la mente.
Las palabras que se han de presentar a una o más personas deben ser establecidas y organizadas en un solo contexto, para que surtan efecto en quien nos escucha o ve.
La pasión por comunicar requiere aplicación de energía y disponibilidad.
Un mensaje expuesto con entusiasmo y determinación puede tener un impacto significativo en los demás.
Cuando alguien se expresa con pasión y convicción puede inspirar a los demás a:
1. Sentirse motivado: El entusiasmo y la determinación pueden ser contagiosos, y los demás pueden sentirse inspirados a tomar acción o a trabajar hacia un objetivo común.
2. Experimentar empatía: Cuando alguien se expresa con pasión y convicción, puede crear un sentido de conexión y empatía con los demás, lo que puede llevar a una mayor comprensión y apoyo..
3. Querer apoyar: Un mensaje expuesto con entusiasmo puede hacer que los demás se sientan motivados a apoyar la causa o el objetivo, ya sea ofreciendo ayuda, recursos o simplemente siendo un oyente atento.
4. Sentir inspiración: El entusiasmo y la determinación pueden ser inspiradores, y los demás pueden sentirse motivados a perseguir sus propios objetivos y sueños.
En resumen, un mensaje expuesto con entusiasmo y determinación puede inspirar a los demás a sentirse motivados, a sentir empatía, a querer apoyar y a sentir inspiración.
De manera similar, practicar lo que será expuesto es un sello de éxito.
La práctica cohesiona la idea, perfecciona las palabras, hace comprensible el mensaje.
Quien practica su exposición, es alguien que no gusta de dejar al azar lo que quiere transmitir y además siente especial respeto por su receptor.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.