Marcos 14:34 “Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.”
En el momento de angustia más profunda que un ser humano haya vivido, Jesús expresó esta frase, que permite ubicar el alma como el centro de las emociones y de los sentimientos de las personas.
La Biblia enseña que los humanos tenemos partes materiales e inmateriales.
Algunos cristianos creen que tenemos dos partes: alma y espíritu, de acuerdo a Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Otros consideran que tenemos tres partes: cuerpo, alma, y espíritu de acuerdo con 1 Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”
Me gustaría definir los siguientes conceptos para mayor comprensión:
Mayordomía: De acuerdo con la Real Academia, es el puesto, el empleo y el despacho del mayordomo: es decir, del criado principal de una vivienda o del oficial que controla los gastos y la administración de una congregación.
Mayordomía cristiana: es la administración sabia de la vida que nuestro Dios nos dio cuando creó a nuestros primeros padres en el jardín del Edén.
Esta vida lo resumimos en las cuatro T: Templo; Tiempo; Talentos y Tesoros.
Somos responsables de los dos templos; el cuerpo y el templo de la iglesia.
Somos responsables de distribuir bien el tiempo que Dios nos da.
Somos responsables de administrar nuestros talentos en la obra de Dios.
Somos responsables de guardar los bienes puestos a nuestro favor.
Mayordomía del alma: es basar toda la vida en tres actitudes;
Tener Fe absoluta en Dios.
Entregarse incondicionalmente a Cristo Jesús.
Recibir la acción poderosa del Espíritu Santo en la mente.
Alma: En el Antiguo Testamento, la palabra alma es “nephesh”, palabra hebrea que significa viviente, vida, criatura, mente, deseos, corazón, apetito, personas.
En el Nuevo Testamento, la palabra griega “psyche” se traduce como “alma” conforme a Apocalipsis 6:9 “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.”
Es el alma entonces la fuerza vital de la persona y lo que le permite existir en el estado entre la muerte y la resurrección final.
¿Qué necesita nuestra alma para manifestar una correcta mayordomía?
1. El alma necesita una relación permanente con Dios, el refrigerio espiritual y la presencia divina (Sal. 23.1-3 Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre).
El salmo 42:1 expresa la urgente obligación que tiene el alma de contar con Dios. "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así suspira mi alma por ti, oh Dios, mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo."
2. El alma requiere la presencia del Espíritu Santo para que se produzca en nosotros el "fruto del Espíritu" (Gal 5.22-24 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”).
3. El alma busca un equilibrio con el cuerpo en el que vive para perfeccionar lo que conocemos como “las facultades del alma” que son:
a. Las facultades sensoriales, como la vista, el olor, el tacto, el gusto, y la audición (Ro. 1:19-20; 1 P. 2:11).
b. La voluntad que es la capacidad de elegir (Dt. 30:15-20).
c. Las facultades emocionales y su control como el temor, el amor, la ansiedad, la angustia, etc. (1 S. 18:1, Sal. 94:19)
d. La razón, que nos diferencia de los animales que son irracionales. (Ro. 1:21-22; 2 P. 2:12).
e. La memoria y la conciencia también son nombradas como facultades del alma.
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