Bienvenido seas a nuestro programa el poder de la palabra.
En este día con la gracia de Dios estaremos abordando un tema que interesa a todos; a hombres y mujeres, a grandes y pequeños, a ricos y pobres, a profesionales y no profesionales, a creyentes y ateos.
Estaremos hablando sobre personalidad, carácter, temperamento, comunicación y cristianismo.
Iniciemos preguntándonos ¿por qué algunas personas hablan con tanta facilidad y otras no pueden decir ni una palabra?
Con esta pregunta de telón expondremos sobre cómo Dios usa nuestra personalidad única para comunicarnos, servir y llevar su mensaje con autenticidad.
Te comparto esta frase clave:
“Dios no comete errores: te creó con una personalidad específica para un propósito específico.”
Te adjunto además una muy comentada pregunta
1. ¿Qué es la personalidad?
La personalidad es el conjunto de rasgos psicológicos, emociones, pensamientos y comportamientos que caracterizan a una persona.
Dios conoce profundamente nuestra personalidad.
El Salmo 139 versículos del 1-4 lo afirma.
Leemos:
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.”
Una segunda pregunta que nos debemos formular es ¿Como se relacionan la personalidad y la comunicación?
Te cuento que la forma en que nos comunicamos está muy influida por nuestra personalidad.
Una persona extrovertida tiende a hablar con fluidez y seguridad.
Una persona introvertida puede ser más reflexiva, selectiva y silenciosa.
La biblia dice sobre esto en Colosenses 4:6 “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal...”
Una tercera pregunta que nos invita a reflexionar es
¿puede el cristianismo transformar la personalidad?
Cristo no elimina nuestra personalidad, la redime y la potencia para el bien del prójimo.
El Espíritu Santo produce frutos que transforman el carácter y el modo de comunicar, como leemos en Gálatas capítulo 5 versículos 22-23.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Un ejemplo descriptivo es el caso de Pedro, quien de impulsivo y colérico, se convirtió en un líder firme y comunicador del Evangelio.
¿Qué tiene que ver nuestra personalidad con nuestra fe y la forma en que nos comunicamos como cristianos?
¿Podemos entonces reconocer la comunicación como un acto espiritual? Claro que sí ya que comunicar bien es un acto de amor, servicio y verdad.
Nuestro señor Jesús es nuestro modelo. Él hablaba con autoridad, compasión, claridad y sabiduría, pero también sabía escuchar y guardar silencio cuando era necesario.
Audio del programa
Texto completo del programa hablado.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.