LO INTENSO Y LO EDIFICANTE DEL SALMO 42

El Salmo 42 es uno de los salmos atribuidos a los hijos de Coré y expresa un profundo anhelo y deseo de Dios.

Llama la atención poderosamente que los hijos de un desobediente como Coré quien desafío la autoridad de Moisés otorgada por Dios, se hayan desligado de los caminos errados de su padre y  siguieran la trayectoria levítica qué el Señor señaló a sus vidas.

Es la primera gran lección de este salmo, 'no importa el pasado ni lo que nos enseñaron, Dios hará un brillante futuro y nos hará conocer cosas nuevas'.

Versículos 1-2: El salmista compara su anhelo por Dios con el ciervo que busca corrientes de agua. 

Versículos 3-4: El salmista describe su sufrimiento y tristeza. Sus lágrimas han sido su alimento y siente la burla de quienes le preguntan: "¿Dónde está tu Dios?". A pesar de su angustia, recuerda con nostalgia las veces que iba con alegría a la casa de Dios. 

Versículo 5: El salmista se habla a sí mismo, preguntándose por qué está tan abatido y perturbado, y se anima a esperar en Dios, confiando en que volverá a alabarle por su salvación. 

Versículos 6-7: El salmista recuerda a Dios desde la tierra del Jordán, el Hermón y el monte Mizar, expresando la sensación de que las dificultades lo abruman como olas y cascadas. Versículo 

A pesar de su aflicción, confía en el amor constante de Dios y declara que su cántico estará con él de día y de noche, orando a Dios que es su roca. 

Versículos 9-10: El salmista expresa su dolor preguntando por qué se siente olvidado por Dios y describe cómo sus enemigos lo hieren con sus palabras, preguntando nuevamente: "¿Dónde está tu Dios?". 

Versículo 11: El salmo concluye de manera similar a como empezó, con el salmista hablándose a sí mismo y animándose a esperar en Dios, asegurando que aún le alabará porque Él es su salvación y su Dios. 

El tema principal del Salmo 42 es el anhelo profundo del salmista por la presencia de Dios en medio de sus pruebas y sufrimientos.

Aunque experimenta una gran tristeza y siente la ausencia de Dios, también expresa una esperanza persistente y una confianza en que Dios responderá a su necesidad.