Miércoles;
Jesús es ungido con un perfume de alabastro por una mujer en casa de Simón el leproso.
Cristo anuncia que será entregado a crucifixión .
Reunión del Sanedrín para planear la muerte de Jesús.
La traición de Judas Iscariote.
Jesús es ungido con un perfume de alabastro por una mujer en casa de Simón el leproso.
Cristo anuncia que será entregado a crucifixión .
Reunión del Sanedrín para planear la muerte de Jesús.
La traición de Judas Iscariote.
1. Jesús no acudió al Templo..
Todo lo que había de decir, lo ha dicho. La revelación de su identidad es clara. La denuncia del pecado también. Las posiciones de los judíos están definidas.
Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, lo invita a comer en su casa.
Mientras están comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo, rompe un frasco de perfume caro, conocido como alabastro y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus cabellos.
A Jesús le agradó ese detalle de cariño. Los discípulos criticaron a la mujer diciendo que ese perfume se pudo haber vendido para ayudar a los pobres. Jesús les reprocha y les dice que esa mujer había hecho bien, que a los pobres siempre los tendrían, pero no a él todo el tiempo. (Mateo 26: 6-13).
2. El Maestro habla con sus discípulos. les dice: "Sabéis que de aquí a dos días será la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado". (Mateo 26:1.2).
Jesús sabe lo que va suceder, sabe el día y la hora. El es Dios. No le será ahorrado el desconocimiento previo. Lo sabe todo.
Conoce que los clavos van a atravesar su carne, que su cuerpo seria flagelado, escupido, deshonrado hasta llegar a una muerte cruel.
Lo sabe, y no huye, porque esa afrenta va a ser convertida en un sacrificio en el que Él va a ser sacerdote y víctima. Va a pedir al Padre el perdón para todos, pero lo va a pedir pagando el precio de justicia de todos los pecados.
El peso de todos nuestros pecados va a caer sobre Él.
Jesús va a ser el inocente que paga por los pecados de aquellos a quienes ama. De esta manera se manifiesta una misericordia que tiene en cuenta la justicia.
3. Aquel día se reunieron las tres clases del sanedrín: los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos notables. (Mateo 26:3-6).
Preside el Sumo sacerdote Caifás. No es una reunión oficial, pero están casi todos.
Los acontecimientos del día anterior hacen que lo ya decidido se ponga por obra. Ya habían establecido matarle antes; pero nada han conseguido.
Ahora les mueve la furia de hacerlo cuanto antes, pero con astucia, con una frialdad y un odio que encuentran su motor en el mismo Satanás.
Acordaron apoderarse con engaño de Jesús y hacerle morir. Pero decían: No sea en la fiesta, para que no se produzca alboroto entre el pueblo".
Las deliberaciones fueron duras. Hablan más los que más le odian, es decir, los que tienen un mayor pecado según las denuncias públicas y privadas de Jesús.
No pueden esperar, pero no quieren alboroto. Saben que los partidarios de Jesús son muchos.
Saben que en una situación de guerra civil, los romanos intervendrían y liberarían a Jesús, pues su conducta es intachable y nada enemigo de ellos.
Por otra parte quieren comprometer a los romanos para que ellos sean responsables de la muerte de Cristo ante el pueblo. Deben calcular las cosas hasta el mínimo detalle.
4. La traición de Judas (Lucas 22:1-3).
"Se acercaba la fiesta de los Azimos, que se llama Pascua. Entró Satanás en Judas, llamado Iscariote, uno de los doce. Fue y habló con los príncipes de los sacerdotes y los magistrados sobre el modo de entregárselo".
Entonces Judas Iscariote "fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde entonces buscaba una oportunidad para entregarlo".
Entonces Judas Iscariote "fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde entonces buscaba una oportunidad para entregarlo".
El precio había sido profetizado. Es muy posible que ellos, o alguno de ellos, se acordase de la profecía con burla y cinismo. El hecho es que él era traidor de quien más le había querido, del Mesías, del Amigo, del Hijo de Dios Altísimo.
Estaba cometiendo el peor de los pecados con una lucidez que la compañía con Jesús agravaría por minutos. La cantidad de treinta siclos de plata era también el precio del daño por un esclavo que hubiese sido muerto por un animal.
Era el precio de un pequeño campo. Era el precio de un cordero pascual. Simbolizaba, sin quererlo, a Jesús que se entrega como un esclavo de amor, del cordero pascual que libera de la muerte a los primogénitos.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.