Padre Santo gracias por esta oportunidad maravillosa de poder orar por los próximos dirigentes de tu iglesia, por el relevo generacional que tú siempre has provisto para engrandecer tu santo nombre.
Dios nuestro, los jóvenes de este tiempo se alejan de tu palabra y no quieren la santidad, pero en la antigüedad y en los días presentes has tenido un remanente juvenil que te adora, que te alaba y garantiza el futuro de la iglesia de nuestro Señor Jesús.
Señor da a nuestros jóvenes la sabiduría de José quien después de ser rechazado y vendido por sus hermanos cuando tenía solo 17 años, clamó y creyó en su Dios y terminó siendo el soberano jefe de Egipto y preservó la existencia del pueblo hebreo.
Señor da a nuestros jóvenes la esencia de Samuel quien siendo un niño pequeño fue dedicado a ti, escuchó tu voz audible, denunció los pecados de Eli y su familia en el templo y fue el profeta que ungió a los dos primeros reyes de Israel.
Señor da a nuestros jóvenes la valentía del pastorcito David y como a el, hazlos fuertes, valientes y conforme a tu corazón.
Moldéalos como a David que empezó su vida en el anonimato, pastoreando las ovejas de su padre mientras sus hermanos mayores iban a pelear contra los filisteos.
Pero a ti te plació levantarlo triunfante frente a Goliat, convertirlo en el rey más poderoso de la historia judía y unificar todo el reino de Israel.
Señor da a nuestros jóvenes el don de servicio de la muchacha hebrea que servía a la mujer de Naamán.
Señor no conocemos su nombre, pero sí que era una jovencita creyente en el poder de tu palabra.
Fue ella la que dijo a su señora: “Si rogase mi señor Naamán al profeta Eliseo que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”.
El militar más poderoso de Siria sanó su lepra gracias a sus palabras llenas de amor al prójimo. Así mismo torna el corazón de nuestras muchachas por ti escogidas.
Señor da a nuestros jóvenes la bondad, fidelidad y devoción del rey Josías, llamado por ti a reinar a los 8 años de edad y quién con apenas 16 años realizó la más significativa reforma para exaltar tu nombre sobre todo el pueblo.
Cómo a Josías inclina a nuestros jóvenes a instruirse y alimentar su espíritu con tu palabra.
¡Señor da a nuestros jóvenes la predicación del profeta Jeremías quien no había nacido todavía y la mano tuya estaba sobre él! Dice tu palabra.
Desde el vientre de su madre nuestros jóvenes han sido elegidos por ti, padre.
Que al igual que Jeremías desarrolló su gran ministerio profético desde su temprana juventud, ellos también lo hagan.
Seguiremos orando íntimamente por nuestros jóvenes Señor nuestro durante toda esta semana, pero no queremos dejar de pedirte que hagas semejanza con nuestra juventud y los jóvenes que brillaron en tu presencia.
Dales Jehová la determinación, firmeza y sapiencia de Daniel, de Ananías, Misael y Asarias a quienes Nabucodonosor cambió sus nombres por nombres caldeos como Sadrac, Mesac y Abdnego, pero no pudo cambiarles sus corazones inclinados hacia ti.
Dales Jehová a nuestros jóvenes la dadivosidad del muchacho, que proveyó los cinco panes de cebada y los dos pececillos que dieron de comer a los 5.000, convirtiendo este episodio en uno de los más destacados milagros de Jesús.
Señor da a nuestra juventud el amor de Juan y el pastorado valiente de Timoteo.
Haz memoria de ti en ellos recordándoles: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” 1 Timoteo 4:12. Amen.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.