Jesús es el mayor ejemplo de coherencia entre palabras y acciones: Jesús no solo predicó sobre el amor, la humildad y el servicio, sino que también vivió de acuerdo con esos principios.
Sus acciones, como sanar a los enfermos, perdonar a los pecadores y servir a los demás, respaldaban sus enseñanzas.
El objetivo de nuestro ministerio es estudiar la palabra hablada (oratoria) cómo instrumento de predicación del Evangelio, sabiendo que la palabra efectiva; conmueve, convence y convierte. Sin embargo, la palabra debe estar acompañada de acciones como lo enseñó Jesús.
Hablar una cosa y hacer otra, no evangeliza, pero si confunde y aleja a la gente.
Dejar que nuestro buen testimonio sea el que nos presente, es la llave para alcanzar a quienes no han conocido a nuestro rey y Señor.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.