Por un motivo poderoso la Biblia habla 47 veces de la sal.
Hoy pensamos que la sal es solo para sazonar, pero en la antigüedad la sal tenía decenas de uso.
Era tan valiosa que se utilizó como instrumento de pago.
De la sal deriva la palabra "salario" del latín (salarium) ya que en la época del Imperio Romano, a los soldados y funcionarios públicos se les pagaba con sal, por ser un producto muy valioso.
Con la sal se derretía la nieve en los crudos inviernos, se preservaban las carnes y pescados, se curtían las pieles, era de ayuda en la preparación de los vinos, servía como relajante muscular, para cauterizar y vendar heridas y se usaba intensivamente en limpiezas diversas.
Por tal razon, en el sentido bíblico, cuando el Señor dice “Ustedes son la sal de la tierra” en Mateo 5:13, está aclarando que la doctrina cristiana detiene el proceso de descomposición moral, preserva la mente en estado limpio y sano y fortifica el espíritu.
Sazonar nuestras palabras con sal, como mandó el apóstol Pablo, significa hablar de tal manera que cada expresión sea agradable a los demás.
Esto incluye, meditar nuestros comentarios, seleccionar nuestros términos y cuidar las respuestas que damos en todo momento, manteniendo un tono afable y humilde.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.