El Internet, la radio y la televisión entre otros avances
tecnológicos, usurpan el espacio que antes ocupaban el
dialogo, los consejos y la oración familiar.
Presenciamos una sociedad cada vez más informada, pero
menos formada, más conectada tecnológicamente, pero
con menos intercomunicación que nunca en la historia.
Hoy tenemos más amigos en Facebook, pero menos hermanos en el corazón.
Avistamos tristes casos de familias donde ya no se hablan entre sí.
La madre aconseja por Instagram al hijo y este hijo informa por Snapchat que detesta su casa.
Las familias andan haciendo públicas las intimidades de su seno familiar a través de las redes sociales y medios de comunicación.
Esto es funesto.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.