Estos son algunos de los puntos exitosos en la comunicación del Maestro.
1. Jesús fue un comunicador con las 3 S; simple, sincero, sencillo.
Por eso lo entendían todos, desde el niño hasta el anciano. Desde el inculto hasta el líder de la sinagoga.
El usó la cultura y las costumbres de su época y las convirtió en parábolas e historias que todos pudieron asimilar.
2. Jesús ponía atención en la gente. Las personas nos escuchan si sienten que les importamos. Él sabía que presentar un tema sin tener a los oyentes en mente, era perder el tiempo.
Jesus sabía que era importante el mensaje que predicaba, pero que lo mas importante era que la gente los comprendiera y lo imitara.
3. Jesús hizo preguntas a sus oyentes como herramientas de enseñanza. Esto involucraba emocionalmente a todos y los mantenía en expectativa.
4. Jesús fue transparente. Aplicaba el concepto de que "somos lo que los demás creen que somos" y reflejaba un testimonio de veracidad y autenticidad en un mundo de apariencias, dónde la ficción superaba la realidad.
Jesús sabía que la imagen era importante pero que la verdad era la base de esa imagen.
5. Jesús dio importancia vital al retiro en oración y soledad. Él sabía que necesitaba recargarse de la paz de su padre celestial y que por momentos debía alejarse de la multitud para llenarse de conocimientos que luego serían transmitidos a su público.
El director de orquesta debe dar la espalda al público para atender sus instrumentos y tocar su mejor música. Asi, Jesús se colocaba de espaldas al bullicio, valoraba la soledad y la comunicación privada, para permitirse madurar su mensaje y así exponerse radiante en público.
6. Jesús daba 'todo lo que tenía' en un mundo que calificaba el éxito en función de conseguir 'todo lo que quería'. Jesús conocía el final desde el principio, planificaba con esmero cada una de sus actuaciones y palabras y daba tiempo a su audiencia de asimilar sus enseñanzas y ponerlas en práctica.
Dijo Napoleón Bonaparte, el famoso emperador francés: «Todo en Cristo me asombra. Su espíritu me alucina, y su voluntad me confunde. Entre él y cualquier otro en el mundo, no hay ningún término posible de comparación. El es verdaderamente un ser único . . . Busco en vano en la historia para encontrar alguno que se le asemeje o que pueda aproximarse al evangelio. Ni la historia, ni la humanidad, ni las épocas, ni la naturaleza, me ofrecen algo con que pueda compararlo o explicarlo. En él todo es extraordinario».
Bendiciones soy Ada Reyes.
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Cristo te ama y me ama. Quiere que estemos en comunicación.